La oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA sobre Banco Sabadell ha generado una creciente preocupación entre empresarios, sindicatos y representantes de cámaras de comercio, quienes temen que esta operación resulte en una significativa pérdida de acceso al crédito, especialmente para pymes y autónomos. Según estimaciones de la patronal catalana, la operación podría suponer una reducción de hasta 75.000 millones de euros en financiación destinada a pequeñas y medianas empresas, lo que afectaría directamente a su capacidad para operar y crecer.
Durante un acto público reciente, diversos representantes empresariales y sindicales se unieron para expresar su rechazo a la operación y solicitar una evaluación exhaustiva del impacto que tendría en el mercado financiero. Según las declaraciones de los participantes, la fusión podría reducir la competencia en el sector bancario, lo que dificultaría aún más el acceso a créditos asequibles y adecuados para las pymes españolas.
El líder de una influyente organización de negocios regional declaró que, si se lleva a cabo la operación, el 50% del financiamiento que en estos momentos provee Banco Sabadell a las pequeñas y medianas empresas se eliminaría. Según afirmó, esto forzaría al sector empresarial a «reinventar la fundación de una nueva entidad bancaria, al igual que lo hicieron nuestros predecesores hace más de 150 años». Estas palabras destacan el papel histórico de Sabadell en el respaldo al ecosistema empresarial, especialmente en las zonas donde su influencia es más notable.
Por otro lado, BBVA ha tratado de mitigar esos miedos, afirmando que la unión de las dos entidades no solo no afectaría negativamente a las pymes, sino que incrementaría el crédito disponible para empresas en 5.000 millones de euros al año. El líder de BBVA resaltó que la transacción busca mejorar la capacidad del banco para apoyar a las compañías, asegurando que “en lugar de perder, las empresas se beneficiarán” con la fusión. De acuerdo con los datos ofrecidos por el banco, BBVA es actualmente líder en la atracción de pymes dentro del mercado, con un 26,5% de participación en el último año, y ha aumentado su financiación a empresas en un 16% durante los últimos cuatro años, en comparación con una reducción del 5% en el sector bancario en general.
Aunque se han realizado estas afirmaciones, las inquietudes continúan. Voceros de asociaciones comerciales y laborales han destacado que el sistema bancario en España ya tiene un déficit en la financiación para pequeñas y medianas empresas comparado con los niveles antes de la pandemia, calculado en 15.000 millones de euros. También piensan que la fusión podría agravar esta situación al disminuir la competencia y complicar el acceso a opciones de financiamiento variadas.
Desde la perspectiva de los gremios, se ha subrayado el posible efecto en el trabajo. De acuerdo a sus cálculos, la transacción podría resultar en una reducción notable de empleos en la industria financiera, que ya experimenta una baja en el número de oficinas y trabajadores por persona en comparación con otras naciones de Europa. Los gremios han solicitado al gobierno analizar a fondo las repercusiones de esta integración, señalando que, aunque las empresas implicadas son privadas, cumplen una función crucial como proveedores de un servicio al público.
Además, múltiples ejecutivos del sector han destacado que obtener crédito es crucial para el sostenimiento y desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. Han pedido a los entes reguladores, como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que evalúen los peligros que esta transacción representa para el entramado empresarial y la economía en general. En este contexto, también han expresado su descontento porque, hasta ahora, la CNMC ha denegado la inclusión de varias entidades en la evaluación de las consecuencias de la transacción, restringiendo el proceso a las partes directamente comprometidas.