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Costa-Gavras medita sobre la muerte en su más reciente obra cinematográfica

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A pocos días de cumplir 92 años, el director franco-griego Costa-Gavras se alista para el lanzamiento de su última película, «El último suspiro». Este film, que se exhibirá la semana próxima en Francia y a finales de abril en España, aborda de forma profunda y filosófica el tema de la muerte y los cuidados paliativos. Basada en una obra de Régis Debray y el médico Claude Grange, la película relata las conversaciones entre un médico especializado en cuidados paliativos, interpretado por Kad Merad, y un escritor encarnado por Denis Podalydès.

Costa-Gavras, renombrado por su enfoque en cuestiones políticas y sociales, ha manifestado que esta cinta es una manera de prepararse para el fin de la vida. Durante una entrevista en el Festival Lumière de Lyon, comentó: «Estoy alcanzando una etapa en la que el final de la vida se aproxima. Deseo que dicho final sea bueno, sin sufrimiento, sin dramas, sin una agonía interminable». El cineasta subraya la necesidad de hablar sin reservas sobre la muerte y prepararnos para ella, sosteniendo que desde jóvenes se nos inculca un miedo profundo hacia este tema, lo cual nos lleva a evitarlo.

Costa-Gavras, conocido por su enfoque en temáticas políticas y sociales, ha declarado que esta película es una forma de prepararse para el final de la vida. En una entrevista durante el Festival Lumière en Lyon, expresó: «Estoy llegando a una edad en la que el final de la vida se acerca. Quisiera que ese final sea bueno, sin dolor, sin drama, sin agonía permanente». El director enfatiza la importancia de hablar abiertamente sobre la muerte y prepararse para ella, afirmando que desde pequeños se nos inculca un miedo terrible hacia este tema, lo que nos lleva a evitarlo.

El director admite que realizar películas de índole política siempre es un reto, ya que esto puede intimidar tanto a productores como a inversionistas. Acredita su libertad creativa al apoyo de su esposa, Michèle Ray Gavras, quien organizó su vida de forma que él pudiera realizar las películas que deseaba, y al éxito de sus primeras obras. Costa-Gavras está convencido de que todas las películas poseen una dimensión política, no solo las suyas, y compara el proceso de creación cinematográfica con una charla entre amigos en torno a una mesa, donde cada uno intenta narrar una historia que le impacta profundamente.

«El último suspiro» gira en torno al intercambio entre el doctor Augustin Masset y el reconocido autor Fabrice Toussaint, quienes discuten sobre la existencia y el fallecimiento. A lo largo de varios encuentros, el médico conduce al escritor a enfrentar sus propios temores y ansiedades, presentando una danza poética en la que cada paciente se convierte en un compendio de emociones, risas y lágrimas. La película es descrita como una travesía hacia el corazón palpitante de nuestras vidas.

«El último suspiro» se centra en el diálogo entre el doctor Augustin Masset y el célebre escritor Fabrice Toussaint, quienes debaten sobre la vida y la muerte. A través de una serie de encuentros, el médico guía al escritor a confrontar sus propios miedos y angustias, presentando una danza poética en la que cada paciente es un compendio de emociones, risas y lágrimas. La película es descrita como un viaje al corazón palpitante de nuestras vidas.

El elenco de la película incluye a destacados actores como Marilyne Canto, Charlotte Rampling, Ángela Molina, Hiam Abbass, Karin Viard y Agathe Bonitzer. La dirección de fotografía estuvo a cargo de Nathalie Durand, mientras que la música fue compuesta por Armand Amar. La producción fue realizada por KG Productions, con distribución en Francia por BAC Films.

La película ha sido bien recibida en festivales de cine, incluyendo el Festival de San Sebastián, donde fue presentada en la Sección Oficial. Críticos han elogiado la obra por su enfoque honesto y abierto sobre el tema de la muerte, destacando la naturalidad de los diálogos y la solidez del elenco. Se ha señalado que, aunque la película aborda un tema serio, lo hace de manera que evita caer en el sentimentalismo, ofreciendo momentos de emoción y reflexión sobre los temores y fortalezas del ser humano.

Por Otilia Adame Luevano

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